sábado, 19 de julio de 2008

¡Que viene el Papa!


1997. "Segundo Encuentro Mundial del Papa con las Familias", así se vende la cosa, con el ruido de las mayúsculas incluido. "La familia: don y compromiso, esperanza de la humanidad", el lema del E(e)ncuentro. Millones y jóvenes abarrotando el estadio Maracaná. "¡Al lado de los jóvenes, la familia! Sí, porque, si es verdad que los jóvenes son el futuro, también es verdad que la humanidad no tiene futuro sin la familia", dice Juan Pablo II. 1997. Río de Janeiro. El Papa decide hospedarse para ese viaje en la Casa Arzobispal. La Casa Arzobispal está situada cerca, muy cerca de una favela. De la fevela de Turano. Aquí comienza Tropa de élite, la película brasileña que os debéis inyectar ya.


Una favela es, en Río de Janeiro, un barrio irregular en el que campan a sus anchas narcotraficantes y armas, en el que la policía, mayoritariamente corrupta, no se atreve a entrar y en el que niños más pequeños que vosotros sirven de coheteros (avisadores) o camellos. A Nascimento, capitán del BOPE (Batallón de Operaciones Especiales de la Policía), un tipo honrado y con una esposa a punto de parir, le es encomendada la misión de pacificar ese infierno para que "una bala perdida no se cargue al Papa", porque "ningún gobernante quiere encontrarse con el cadáver del Papa en su país". ¿Cómo se pacifica el infierno? Exacto. Con más infierno.

Violencia. Corrupción. Niños pijos que fuman porros y esnifan coca, que trafican con la mierda que compran al dueño de la favela (con el dinero de esa compra, el dueño compra armas para garantizarse su seguridad), niños pijos que montan su ong (con el permiso del dueño) para limpiar sus conciencias de niños pijos y sacar el material a mejor precio. Policías indignos. Degeneración. Violencia. Traficantes y desgraciados al por mayor. Más violencia. Armas. Balas perdidas. Y un puñado de policías honrados. Nascimento, Matías, Neto. Y el suicidio de garantizar la seguridad del Papa.

"Tropa de élite habla de la hipocresía que se vive en Río de Janeiro, que está sometida a la violencia. Aquí, si quieres ayudar a los niños de una favela, tienes que hacerte amigo de los narcotraficantes. Para hacer una cosa justa tienes que hacer una equivocada: si quieres ser miembro del BOPE para hacer cumplir la Ley, tienes que matar porque la gente está armada. Todo es gris, nada es negro o blanco, y todos conviven con este mundo gris como si fuera normal. Ésta es la crónica de nuestra cotidianidad, la guerra que vivimos". Son palabras de José Padilha, productor, coguionista y director de la película.

Se abren las puertas del infierno, esto es, del mundo real. Coged una bolsa de plástico, tendréis que hacerles el submarino seco (bolsa en la cebeza hasta casi ahogar). Coged un calibre doce, tendréis que reventarles la cara. Para acabar con ellos, tendréis que golpearlos hasta obtener la información. Se desmayarán, pero echándoles agua vuelven a despertar. Y golpes, de nuevo. "Habla -diréis-. Habla. Habla". Ellos no permanecerán quietos. Dispararán. Las armas que en otros países sólo posee el ejército son las mascotas de los traficantes en Turano. Tomaréis pastillas, tranquilizantes. Perderéis a vuestra familia. Os insensibilizaréis. Odiaréis. Resentimiento. Estaréis preparados para ser calavera negra, un BOPE.





Aquéllos que aspiran, a pesar de todo, a ser miembros de los comandos del BOPE, deben pasar un proceso selectivo. Así se entrenan para el horror de las favelas.






Tropa de élite está rodada con un estilo voluntariamente documental. Os propongo un juego. En realidad, es el diario El País quien nos lo propone. Aquí van algunas imágenes. ¿Podríais adivinar cuáles pertenecen a la realidad del laberinto de Turano y cuáles a la ficción de la película?

Y, para terminar, el tema central completo de la banda sonora. Dulces sueños, a todos.




Acabo de encontrar un enlace en el que podéis ver la película completa. La calidad no es muy buena, pero menos da una piedra.

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