domingo, 3 de febrero de 2008

Javier Bardem, asesino por encargo.


Mucho tiempo ha pasado desde que Javier Bardem apareció en películas más o menos olvidables como "Jamón jamón" o "Huevos de oro". Los que no somos tan jóvenes como vosotros aún recordamos a un actor con fuerza, a veces demasiada, y con cierto riesgo de convertirse en la reedición del macho patrio al que cierto público de nuestro país es tan adicto. Pero no, nada de eso. Javier Bardem nos ocultaba su mejor baza, la inteligencia.

E inteligencia tuvo para elegir el papel del escritor cubano homosexual y enfermo de sida Reinaldo Arenas en "Antes que anochezca", que le valió su primera nominación al Oscar. Pero no sólo fue inteligencia, sino que Bardem se nos reveló como un actor versátil, camaleónico y buenísimo. Ése fue el descubrimiento. Después vino el papel de Santa, el parado íntegro, digno y un tanto colérico de "Los lunes al sol", de Fernando León de Aranoa. Bardem engordó, se avejentó, se dejó barba y nos enterneció con la escena en la que cuenta la historia de la cigarra y la hormiga a un niño de cinco o seis años. Después, el tetrapléjico Ramón Sampedro de "Mar adentro", de Alejandro Amenábar. Y Bardem nuevamente capaz de emocionarnos sólo con la voz y los ojos, nada más.



Y, ahora, el asesino Anton Chigurh de "No es país para viejos", película de los hermanos Coen por la que ha recibido innúmeros premios y por la que está nominado al Oscar como mejor actor de reparto. Esta película está basada en una novela homónima del escritor estadounidense Cormac McCarthy, del que ya escribí un artículo a propósito de su novela La carretera.

El personaje que interpreta Bardem es un asesino falto de escrúpulos que tiene que recuperar dos millones de dólares. A su falta de escrúpulos une un placer estimulante cada vez que asesina a alguien. Violencia, soledad, incomunicación... todo se da la mano en la novela y, por lo que parece, también en la película. Os dejo un fragmento de la novela en el que Chigurh ajusta cuentas con un viejo conocido llamado Wells, otro asesino, en una habitación de hotel. Además, os dejo los dos tráilers de "No es país para viejos". Se estrena este jueves. No dejéis de ir a verla.


"Entonces sí cerró los ojos. Cerró los ojos y giró la cabeza y levantó una mano para repeler lo que no podía ser repelido. Chigurh le disparó a la cara. Todo cuanto Wells había sabido o pensado o amado en su vida se escurrió lentamente por la pared que tenía detrás. El rostro de su madre, su primera co­munión, mujeres que había conocido. Los rostros de hom­bres en el momento de morir arrodillados ante él. El cuerpo de un niño muerto en un barranco junto al camino en otro país. Quedó tumbado en la cama sin media cabeza y con los brazos extendidos y la mano derecha prácticamente desap­arecida. Chigurh se levantó y recogió de la alfombra el casquillo vacío y sopló y se lo guardó en el bolsillo y miró el reloj. Faltaba un minuto para el nuevo día.

Bajó por la escalera de atrás y cruzó el aparcamiento hasta el coche de Wells y buscó la llave en el llavero que le había cogido a Wells y abrió la puerta y registró el coche por ­delante y por detrás y bajo los asientos. Era un coche alqui­lado y no había nada dentro salvo el contrato de alquiler en el bolsillo de la puerta. Cerró la puerta y fue a abrir el maletero. Nada. Rodeó el coche por el lado del conductor y ­abrió la puerta y tiró de la palanca del capó y salió y abrió el capó y miró en el compartimiento del motor y luego cerró el capó y se quedó mirando al hotel. Mientras estaba allí de pie sonó el teléfono de Wells. Se sacó el teléfono del bolsillo y pulsó el botón y se llevó el aparato al oído. Sí, dijo."





1 comentario:

Anónimo dijo...

Mar adentro ha sido la única película que he visto de él. Muy buena, pero no repetiria.