miércoles, 18 de noviembre de 2009

El Roto

Entre las pocas cosas inteligentes que hago al cabo del día —y me quedo largo—, está consultar la web de El País, aunque no para ver cómo Cebrián despedaza —o lo intenta, al menos— al pp de Mariano ni para ver cómo editorializa contra ZP porque Roures les haya quitado el fútbol. No, qué va, nada de eso. Consulto esa página porque casi al final, a la izquierda, muy pequeñito, aparece el enlace a las viñetas y, ya dentro, puedo ver lo último que ha creado la imaginación negra, desbordante, de El Roto.

A El Roto lo conocí hace años en El Puerto de Santa María, en un ciclo de conferencias organizadas por Goytisolo en torno a la narrativa española e hispanoamericana contemporáneas. Creo que incluso me dieron un diploma y todo por haber asistido. El caso es que íbamos con la ilusión de escuchar conferencias epatantes y descubrir visiones innovadoras sobre Borges, Cortázar y gente así, y nos encontramos con becarios bobalicones y estudiosos apoltronados que soltaban sus despapuchos sobre el uso del subjuntivo hiperbólico en la novela póstuma de Fulanito de Copas, pongo por caso. Bueno, al menos meamos junto a Villa Matas y le cogimos una teta a Fernán Caballero —a su estatua, digo—, algo es algo.

El caso es que una de las conferencias la pronunció El Roto y, aunque no mostró ninguno de sus dibujos, su sentido común valía mucho más que todas las horas de biblioteca onanista del resto. Desde entonces —bueno, desde que existe el intenné—, lo dicho, todas las mañanas veo qué nueva bofetada tiene El Roto que propinarle al mundo.




La viñetas de El Roto siempre me han recordado esta canción de Manu Chao. Todo mentira, desde la verdad hasta la propia mentira.



3 comentarios:

Rosa dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Rosa dijo...

Siempre hay un roto para un descosido . . .
Besitos, lindo candil.

Anónimo dijo...

Mentira lo que dice, mentira lo que da.

Eugenia.